martes, 18 de febrero de 2014

¿Cuáles son los orígenes de la Ciencia? Y… ¿Quién puede hacer Ciencia?

Si hablamos de Ciencia, a la mayoría de la gente a la que le preguntemos por el significado de lo que significa hacer Ciencia, normalmente nos responderán que es lo que hacen los científicos; es decir, lo asociarán a un campo profesional, a una manera de “ganarse la vida” por así decirlo.

Por lo que a mí me respecta, éste creo que es un tema en donde hay mucho que rascar y mucho donde profundizar. Sobre todo me refiero a que probablemente la Ciencia como tal no es como la conocemos hoy en día, puesto que no empezó siendo una actitud profesional y sí empezó como un interés por el descubrimiento o una actitud hacia una mejor manera de ver las cosas y de mejorar nuestras vidas.

Por tanto, creo desde mi más sincera opinión, que la idea que tienen la mayoría de la gente que conocemos de qué es la Ciencia realmente, es errónea. Algo que nace como una actitud, como un interés y lo más importante, como algo que no pide nada a cambio, no puede considerarse un trabajo o una profesión, aunque en las últimas décadas se ha considerado como tal.

A lo que me refiero es a que cualquiera hoy en día puede contribuir a la Ciencia y a “hacer Ciencia” sin tener que poseer un título que lo acredite para ello y que desde luego cada cual puede aportar su granito de arena a este campo del conocimiento.

Por poner un ejemplo, una noticia del pasado mes de Noviembre de 2013, en la cual un joven de Maryland llamado Jack Andraka se puso a investigar por su cuenta para intentar encontrar un método de detección precoz para del cáncer de páncreas tras la muerte de un amigo íntimo de su familia debido a esta enfermedad.


Jack Andraka, no es un genio, así mismo se considera “curioso y persistente” y alude a que “la ciencia puede ayudar a resolver muchos de los problemas que tiene la sociedad”. 

1 comentario:

  1. Yo no diría que la idea popular es errónea, sino incompleta, que no es exactamente lo mismo.

    En cuanto al caso del Andraka, no se puede hacer caso general de las rarezas. Aunque se puede contribuir a la ciencia de forma totalmente aficionada, la mayoría de los intentos por hacerlo resultan mal. Pero bueno, este ejemplo es un caso extremo de como la actitud vital se sobrepone a la profesión.

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